En muchas
ocasiones he mencionado que el desafío más grande al trabajar en Oaxaca son los
120 idiomas y sus variantes hablados aquí. Podemos lograr mucho usando solamente
el español, pero no hay sustituto como el idioma materno, el idioma del
“corazón.” Por eso, creemos que Dios nos ha guiado hacia un ministerio para
poder capacitar a aquellos pastores que tienen un llamado y pueden ministrar en
estos idiomas. La semana pasada, tuvimos el gran privilegio de llevar el
evangelio a cuatro grupos indígenas aquí en Oaxaca. Yo no puedo hablar ninguno
de estos idiomas, pero Dios en su misericordia, llamó pastores entre ellos para
proclamar su mensaje.

Fue muy
emocionante unirnos con cuatro pastores indígenas, quienes trabajan plantando
nuevas iglesias en pueblitos con poca presencia del evangelio. Estos pastores
han tenido una tarea difícil evangelizando en estas aldeas, porque la gente
tiene la idea que el evangelio trata de sacarlos de su cultura nativa. Para
ayudarles en este esfuerzo, llevamos una brigada médica, dándoles oportunidad
de ministrar la palabra de vida, para todos aquellos quienes vinieron y
recibieron. Formamos un equipo entre nuestra familia de 5 personas, una
dentista, y una payasita y nos lanzamos a unas de las áreas más resistentes al
evangelio en Oaxaca. Mientras proveíamos servicios dentales y regalábamos lentes
de lectura, los pastores locales ministraban la palabra de Dios en sus idiomas.
Durante el plazo de la semana vimos 25 adultos y más que 100 niños orar para
recibir a Cristo como Salvador.

Ministerios
Compasivos, como los servicios de salud, son herramientas importantes para
expresar el amor de Dios de manera tangible. Nuestra meta principal para esta
campaña evangelista fue ganar el derecho de
decirle a la
gente que hay un Dios que los ama, y queremos bendecirlos con lo que tenemos,
impulsados por este amor. A menudo me
imaginaba que podría alcanzar esto al estar parado delante de mucha gente,
predicando valientemente mientras la gente corría hacia al altar, Y aunque
aprovecho cada oportunidad que tengo para predicar, he aprendido el gran gozo
de compartir el mensaje del evangelio por el mero hecho de regalar un par de
lentes. Es maravilloso ver la reacción de alguien recibiendo de nuevo la vista
para leer una página, o ver una anciana recuperando su arte de bordar, diciendo,
“Ya puedo ver de nuevo para enhebrar un aguja.”

Queremos agradecer a uno de nuestros apoyadores, el hermano Daniel Acosta, quien patrocinó
esta última brigada. Por su ofrenda, muchos oyeron las buenas nuevas. También
hay muchas iglesias fieles quienes han hecho posible el mantenernos en el campo
misionero. Gracias! Nos gustaría continuar alcanzando más personas con brigadas
médicas y necesitamos su apoyo. Podrían orar con respecto a esta
necesidad?
Ustedes pueden
ser el próximo instrumento que Dios use para llevarnos a otras aldeas que
necesitan escuchar de la luz del Evangelio. Esperamos escuchar de ustedes!
Nuestro correo electrónico está al final de esta
página.
Nuevamente,
muchas gracias por todo su apoyo
efrain.figueroa@agmd.org